Metalships y Vulcano, dos grandes del naval gallego, en busca de comprador
El grupo Rodman vuelve a sacar al mercado su astillero tras recomprarlo a Sonangol
La construcción naval está en un buen momento. Todos los
astilleros gallegos tienen carga de trabajo, pero no todos generan
beneficios y, con la cartera de pedidos que hay firmada al cierre de
julio del 2018, tampoco todos pueden garantizar su actividad más allá
del 2020.
Este momento de repunte es el idóneo
para negociar un buen precio por una instalación a pie de ría, y eso es
lo que pretende de nuevo la sociedad Abada (antiguo grupo Rodman),
propietaria del cien por cien del astillero vigués Metalships &
Docks. Fuentes del mercado confirman conversaciones a título personal
del presidente del grupo, Manuel Fernández, con constructores navales
españoles (entre ellos, algún gallego) que se encuentran en proceso de
expansión.
De entre las que han trascendido, destacan las
mantenidas con Astican (Astilleros Canarios), especializada en la
reparación de grandes plataformas destinadas al sector del petróleo.
Este grupo prevé invertir 30 millones de euros en el puerto canario de
La Luz en la construcción de un dique para la reparación de buques de
gran tonelaje, y las instalaciones de Metalships en la ría de Vigo
encajarían en su plan de crecimiento en esta actividad.
Fuentes
conocedoras de las conversaciones entre ambas partes cifran en el
entorno de los 50 millones de euros (ligeramente por debajo) la suma que
está pidiendo Manuel Rodríguez.
Según las cuentas auditadas por Deloitte,
Metalships registró 5,4 millones de pérdidas en el 2017, año en el que
Abada recuperó el 100 % del astillero vendido a China Sonangol, la firma
de Singapur vinculada al desaparecido magnate chino Sam Pa, que se
convirtió en corporación CSEI después de que se le perdiera la pista a
Sam.
A día de hoy,
la cartera de pedidos de Metalships la integran un arrastrero de 79
metros de eslora para Groenlandia, de próxima entrega, y otro pesquero
de 108 metros para Rusia. Este último contrato, por un precio
cercano a los 90 millones, está firmado desde hace meses, pero sigue sin
entrar en vigor y las últimas noticias que llegan al astillero indican
que no lo hará. Con el salvavidas de la actividad de reparación siempre
garantizado, Metalships trata de desbloquear la construcción del que,
con 150 metros de eslora, se convertirá en el crucero de vela más grande
del mundo. El buque permanece amarrado en el muelle que el grupo
empresarial tiene en Domaio (Moaña), tras adquirirlo a Bankia tras la
liquidación de Factoría Naval de Marín.
El caso de Vulcano
Por circunstancias diferentes, Factorías Vulcano también está en venta.
A falta de unas semanas -«no más de cuatro», según fuentes de los
proveedores- para entregar el ferri que construye para Trasmediterránea, siguen con la cartera de pedidos a cero, a pesar de haber disparado a todo lo que se movía en el mercado.
En el último ejercicio presentó 41 ofertas a otras tantas licitaciones
en todo el mundo, según las cuentas auditadas del 2017, que atribuyen al
astillero 2,4 millones de euros de ganancias.
Tras encadenar
trece expedientes de regulación de empleo desde el 2012, los
propietarios, conscientes de que el tiempo se agota, están contemplando
todas las posibles salidas. A falta de barcos, la venta sería la
alternativa más interesante. Fuentes del sector aseguran que «se están manteniendo conversaciones con posibles compradores».
La venta es uno de los tres escenarios que desde
hace meses contempla la Xunta para salvar el segundo mayor astillero
privado de Galicia. De hecho, la propia dirección confirmaba en
diciembre que había un inversor de origen turco interesado en hacerse
con las instalaciones, aunque al final la operación no fructificó.
Los constructores privados acaparan casi la mitad de los pedidos del sector en España
Antes de la crisis del tax lease,
en el año 2010, los astilleros privados gallegos acaparaban el 46 % de
la carga de trabajo contratada en España. Ocho años después, el sector
ha vuelto al mercado con fuerza, rozando ya las cifras de aquellos años
de máxima actividad previos a la gran depresión que destruyó más de 200
pequeñas empresas auxiliares y 4.000 empleos.
El sector naval ha hecho balance semestral, a través
del Ministerio de Industria, y los datos de los seis primeros meses del
2018 indican que los astilleros privados de Galicia cuentan con el 44 %
del total de la cartera de pedidos contabilizados en todo el país
durante el primer semestre de este ejercicio.
De los 61 pedidos
registrados por el conjunto de las empresas navales, un total de 27 se
corresponden con carga de trabajo de siete astilleros situados en las
rías de Marín y Vigo. En el primer semestre se han consumado seis
puestas de quilla, nueve botaduras y tres entregas.
Una cartera de mil millones
La
actividad es especialmente intensa en Hijos de J. Barreras, Freire
Shipyards, Armón Vigo, Cardama y Nodosa. Fuentes del sector se atreven a
hacer una estimación del valor de los buques en cartera cercana a los
1.000 millones de euros.
El reto inmediato, según
explican fuentes de la industria auxiliar, es incorporar mano de obra
cualificada para garantizar que las entregas se producen en plazo. Ante
esa urgente necesidad, la industria auxiliar ha comenzado a reclutar
trabajadores de fuera de Galicia.