En Vigo abren 15 negocios cada día y cierran una docena
Las altas y bajas contabilizadas por la Cámara de Comercio constatan que «hay menos miedo a arriesgar»
«Hay menos miedo a arriesgar porque los datos económicos
acompañan». Es la lectura que hace José Manuel García Orois, gerente de
la Cámara de Comercio de Vigo, Pontevedra y Vilagarcía, de los datos que
maneja la propia entidad y que revelan que en Vigo se abren cada día 15
negocios, tres más de los que se cierran. «Es un repunte continuado.
Hace algo más de un año que empezamos a notar el cambio de tendencia con
más altas que bajas», afirma.
A falta de contabilizar el último trimestre del 2016, en los
nueve primeros meses del año se abrieron un total de 4.091 negocios, en
tanto las bajas sumaron 3.380, con un saldo positivo de 711. Explica
Orois que la experiencia dice que el mayor volumen de aperturas se
concentra en la primera parte del año, aunque la mejora de la situación
económica está propiciando que el ritmo se mantenga. El tercer trimestre
suele ser muy estacional, de forma que establecimientos que nacen en
junio o julio, se liquidan en septiembre.
Lo cierto es que no hace falta más que recorrer la ciudad
para comprobar que están empezando a levanartarse persianas que llevaban
algún tiempo bajadas. Lo confirman en las agencias inmobiliarias, que
aseguran que arterias tan comerciales como Príncipe y calles aledañas ya
no solo no quedan locales vacíos, sino que hay lista de espera. «Aunque
los alquileres no han llegado a los niveles previos a la crisis, ya han
subido. Por un bajo de entre 80 y 100 metros, que son los más
solicitados, se pagan 8.000 euros al mes de alquiler», afirma un
portavoz de la asociación de comerciantes de la zona.
Pero los emprendedores no solo eligen la milla de oro
comercial para poner en marcha sus aventuras empresariales. En zonas
como As Travesas, O Calvario o Bouzas también resulta evidente la
implantación de nuevos negocios. «En el barrio han abierto una decena
solo en el último mes», afirma la presidenta de los comerciantes de O
Calvario, Encarna Álvarez. Y esquinas tan emblemáticas como las de
Urzaiz con Magallanes, Urzaiz con Gran Vía o Urzaiz con Lepanto, han
encontrado nuevos inquilinos este otoño. En concreto, una zapatería, una
tienda de complementos y una hamburguesería.
El sector hostelero, con 312 bajas y 291 altas es el que más
movimiento registra. «Tradicionalmente, es el que tiene siempre una
mayor movilidad», señala García Orois. Es el único, junto con el de
pequeñas firmas de construción y albañilería, que ofrece un saldo
negativo, ya que los locales industriales han pasado de 135 a 279, el
textil y calzado, de 142 y a 152, los centros de enseñanza de 40 a 76,
las peluquerías, de 53 a 57..., y en similares porcentajes al alza en el
resto de los epígrafes de la lista, que incluye desde servicios
financieros a comercios de aparatos médidos y ortopédicos, pasando por
instalacioens de frío o tiendas de muebles.
«Me formé como ingeniero, pero siempre tuve muy claro que quería ser empresario»
Ángel Iglesias se pellizca y no se lo cree. El pasado mes de
agosto se lanzó a la aventura de abrir su propio negocio -«me formé
como ingeniero, pero siempre tuve muy claro que quería ser empresario»,
afirma- y no solo ha cumplido las expectativas económicas que se fijó,
sino que las ha doblado. De hecho, ya está pensando en abrir una segunda
tienda.
Como a tantos otros emprendedores, la ocasión le llegó
cuando la multinacional de comunicaciones en la que llevaba 13 años
trabajando incluyó su nombre entre otros casi 2.000 del penúltimo
expediente de regulación de empleo. Explica que con unos miles de euros
en la cuenta corriente, producto de la indemnización, y una ayuda de la
familia, que puso el dinero que le faltaba, se lanzó a la aventura. En
total unos 200.000 euros, que tardará unos cuantos años en amortizar.
Explica que eligió el sector de las zapatillas urbanas
porque es una de sus pasiones. «Tengo más de 50 pares, de todas las
marcas y modelos. Y en Vigo este es un mercado que no está explotado.
Por no hablar de que cada vez que iba a una de las contadas tiendas
especializadas que hay sentía que no recibía el trato que merecía»,
dice.
Señala que si se decantó por una franquicia fue no solo
porque te permite empezar con mucho trabajo hecho, y te ofrece unos
servicios, como los informáticos que, de otra forma, sería muy costoso
tener, sino también porque es la única manera de vender el producto que
le gusta. «Las grandes marcas escogen muy bien a sus clientes y desde
luego no surtirían a una pequeña tienda independiente en Vigo. Así puede
tener las mejores», asegura.
Ángel Iglesias transmite optimismo. Reconoce que su
experiencia no puede ser más fructífera. Abrió durante la celebración de
O Marisquiño, aprovechando el previsible tirón de una clientela adicta a
calzar zapatillas, y ha cumplido con creces las previsiones de
facturación. «La gente está animada», dice. En este tiempo ha creado dos
puestos de tarbajo, uno a jornada completa y otro a media jornada,
además de su propia nómina